08/05/2014 67' 12''
Inglés

Música seleccionada por Eric Isaacson

Desde pequeño, siempre me ha atraído más el sonido de las grabaciones caseras que la producción impoluta de la música que inundaba la radio, la tele y el hilo musical de supermercados y restaurantes. Cuando escuché por primera vez las maquetas caseras de mis artistas favoritos, como los Beatles, Buddy Holly o Neil Young, me cautivó su carácter directo y su intensidad. Así empezó mi obsesión por coleccionar música producida fuera de los estudios convencionales.

Gracias a mi biblioteca local, tuve la oportunidad de escuchar grandes grabaciones de campo de Alan Lomax y otros autores. Al principio, mi forma de coleccionar esta música consistía simplemente en grabar, en casete, discos que había sacado en préstamo de la biblioteca. (Nunca pude permitirme el lujo de comprar discos o cintas y, de hecho, apenas puedo hacerlo hoy).

Empecé recopilando exclusivamente grabaciones de folk y blues, pero al llegar a la adolescencia abrí los oídos a todo tipo de sonidos domésticos. Los géneros fueron perdiendo importancia para mí. Franqueza e intensidad se convirtieron en los valores que más buscaba en la música, ya fuera punk rock, country, soul, R&B, psicodelia, clásica o cualquier otra. La cosa empezó a ponerse rara.

Cuando fundé Mississippi Records, lo hice con la idea de dar prioridad a la música registrada en casa por encima de las grabaciones de estudio. La mayoría de artistas, cuya música hemos reeditado, comenzaron produciendo sus propias grabaciones e incluso fabricando y distribuyendo sus discos. Estas grabaciones domésticas poseen una cualidad etérea que me niego a tratar de articular. Prefiero que los oyentes se sienten, escuchen y capten por sí mismos el origen de ese poder. Cuanto más se habla de estas cosas, más magia se pierde…


Este mix es un auténtico cajón de sastre. El único hilo conductor es el de la grabación casera, ya sea hecha por los propios autores o por grabadores de campo. Algunos de los artistas son muy conocidos, como Bo Diddley, que, antes de ir a grabar a los estudios Chess, trabajaba en sus composiciones en cinta; o Charlie Feathers, que grabó en casa durante toda su carrera, cuarenta años, siempre con el mismo equipo… lo cual supone que no puedas distinguir sus grabaciones de 1955 de las de 1985. Otros no son nada conocidos, como Scott Dunbar, que nunca salió de la pequeña ciudad de Lake Mary, en Louisiana. Y también hay artistas incondicionales de Mississippi Records, como Michael Hurley, Marisa Anderson o Abner Jay.

La intención de esta recopilación es mostrar que el sonido de estudio, tan mágico y excesivo, te puede llevar muy lejos en una dirección... Y no hay nada de malo en ello, si se utiliza bien, como, por ejemplo, en el muro de sonido psicótico de Phil Spector, el rock bizarramente perfecto de George Martin en el Revolver de los Beatles, etc.

Admito que en un estudio de lujo se pueden lograr cosas magníficas que nunca conseguirías en un estudio casero. Pero, también a inversa, la grabación doméstica te permite alcanzar sonidos increíbles, impensables en un estudio profesional. Algunas cosas no se pueden fabricar fuera de casa...

Eric Isaacson

 

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