
A finales del siglo XIX, la música cambió de manera drástica debido a dos factores: el colapso de la tonalidad convencional, que hizo tambalear los fundamentos de la música culta, y la invención de una nueva y revolucionaria forma de memoria, la grabación sonora, que redefinió y dio fuerza al mundo de la música popular. Una marea de sondas y experimentos alrededor de nuevos recursos musicales y nuevas prácticas organizativas inundaba las dos disciplinas, provocando así un intercambio entre ambas y la consolidación de una nueva estética que llevaría el sonido y sus manipulaciones más allá de los estrechos límites de la “música”. Esta serie intenta trazar esos cambios de manera analítica, para explicar cómo y por qué los géneros musicales y posmusicales son como son. En SONDAS #30, artistas, compositores e intérpretes convierten agua, hielo, vidrio, fuego, viento y poliestireno en sus solistas para instalaciones, grabaciones y eventos diseñados para salas de conciertos, galerías, el pabellón Phillips, series de televisión y reuniones al aire libre.