29/08/2011 60' 59''
Inglés

A cargo de Felix Kubin

Con la fundación de su discográfica ZickZack en 1979, Alfred Hilsberg se convirtió rápidamente en una de las figuras clave de la efervescente escena musical independiente alemana. En aquellos tiempos se le conocía como "Punkpapst" (el Papa punk). ZickZack publicó trabajos de grupos innovadores como Die Toedliche Doris, Einstürzende Neubauten y Palais Schaumburg, que fueron factores desencadenantes del movimiento, antes de ser comercializado por la industria mayoritaria.

En su primera entrevista en inglés de la historia, Hilsberg habla del nacimiento de la Neue Deutsche Welle (la Nueva Ola Alemana), un término que él mismo popularizó en las páginas de la influyente revista musical "Sounds". Su columna "Neuestes Deutschland" suscitó tal entusiasmo que Hilsberg llegó a ser "atacado por 20, 30 y hasta 40 casetes diarias, provenientes de diferentes lugares de Alemania".

La palabra "energía" es una de las más utilizadas por Hilsberg y su colega Frank Apunkt Schneider para describir la rabia, la angustia y el fervor que destilaba la escena de los "Kassettentäter". Schneider, teórico pop y miembro del colectivo artístico vienés Monochrom, escribe regularmente para revistas como testcard, Zonic y Skug.

En su libro "Als die Welt noch unterging" (Cuando el mundo todavía estaba al borde del juicio final), una topología enciclopédica del underground new wave germano, Schneider sintetiza el carácter radical de esa música con la frase: "Die ungerichtete Aggression der befreiten Geräusche" (la agresión sin rumbo de los ruidos liberados). Hasta entonces, la música pop alemana no había conocido un nivel similar de experimentación y alegría.

Schneider atribuye esta situación al estado de anomía en el que el país se vio inmerso a principios de los ochenta. Este término fue acuñado por el sociólogo francés Émile Durkheim en un intento de describir la pérdida de lazos y valores sociales en épocas de desregulación y rápidos cambios estructurales en la sociedad. Tanto Hilsberg como Schneider ven en el año 1980 el comienzo de una nueva era en la que "el viejo orden dejó de ser válido y el nuevo estaba todavía por llegar" (Schneider).

En este vacío cultural, en medio de la amenaza de la guerra nuclear y de ideologías contrapuestas, todo era posible. Arte, música, literatura, cine y humor tuvieron que adaptarse a la monstruosidad del momento político. Las declaraciones de Hilsberg y Schneider se complementan con fragmentos de una grabación histórica de 1983: sentados en su cocina, los célebres Kassettentäter Armin Hofmann, Klaus Schmidbauer y Handke Hesselbach hablan sobre la escena underground de cintas de la época. Su conclusión final es clara y simple: tiene que nacer un nuevo movimiento.

 

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