20/02/2014 42' 39''
Inglés

A cargo de Dave Phillips

El tiempo afecta a la existencia de varias maneras que dejan en un segundo término, hasta hacerlos casi obsoletos, los sistemas cronométricos unidimensionales concebidos por el hombre. Tal como lo representamos hoy en día, el tiempo tiene más que ver con una mentalidad económica y con proyecciones de valores, que con nuestra propia naturaleza: los minutos, horas, días, meses y años no son más que convenciones que nos permiten funcionar dentro de otros límites establecidos por el hombre.

Cuando aspectos como los niveles de energía, la intensidad, la densidad, la química del cuerpo, la humedad, la temperatura, la fortaleza y la debilidad, la atención, la complejidad, la experiencia, el espacio, la materia o los estados de ánimo (entre muchos otros) entran a formar parte de la percepción, la fragilidad de lo cronométrico se hace todavía más aparente. La retrospectiva y/o la reflexión hacen de todo este asunto algo aún más complejo. Excepto, por supuesto, cuando el tiempo es dinero; eso ya sabemos hacia dónde va: «un billete de ida hacia la mierda, por favor». Tocar las puntas de los polos en deshielo.

Podríamos comparar la medida cronométrica a la reducción que representa el lenguaje verbal: montones de sinsentido que obstaculizan a la vez que fingen generar comprensión. Aunque en un primer momento ambos parecen ofrecer lo contrario, y a su modo pueden sugerir ideas interesantes, enseguida nos damos cuenta de su absoluta falta de totalidad y profundidad emocional cuando observamos de cerca sus respectivas leyes o patrones.

Los enfoques racionales o lógicos describen intentos similares, pero en realidad solo muestran una fracción (la punta) de la comprensión, que se produce en distintos niveles de forma simultánea. Si la vida tuviera solo una dimensión, tal vez la lógica sería suficiente. ¿Estamos perdiendo nuestra conciencia o la hemos perdido ya? El sonido en relación con la duración y la intensidad alude a algunas de las esencias de la vida que podrían despertarnos de nuevo. Reevalúa y reconsidera; quítate esos pañales – ¡a pelo! Algunos orificios permanecerán siempre en silencio.

El proceso de comprensión consta de (por lo menos) siete niveles, de los que solo uno puede reducirse a palabras. Contar el tiempo incluyendo el silencio y el ruido podría ser una propuesta más realista, pero seguiría siendo una reducción. La duración es el tiempo durante el cual algo continúa, pero ¿qué pasa si esa continuación es un error? ¿Cómo podemos desprendernos de un error que hace varios siglos que perdura, como el miedo a Dios, si Fear of God (la banda), que duró solamente dieciocho meses, todavía trae cola veinticinco años después?

Tal vez los silencios entre los ruidos contengan más tensión y significado, pero cuando una secuencia sistematizada de silencios pronunciados añade carácter a la textura, ¿está abordando el contenido realmente? Y más importante todavía: ¿ofrece alguna respuesta útil? Ah, esa extraordinaria capacidad de los humanos de atribuir significado a todo... Percepción a corto y largo plazo en un mismo marco temporal con resultados muy diferentes.

La primera y la cuarta parte del podcast tienen la misma duración cronométrica, aunque la primera contiene la mitad de piezas. La cuarta parte propone una culminación de la experimentación sonora y de texturas dentro de las mismas limitaciones de tiempo que trata de desafiar. ¿Qué parte transmite tal o cual sentido del tiempo y por qué, y cómo intervienen el resto de aspectos mencionados anteriormente?

La mayoría de dimensiones están aún por explorar.

Dave Phillips

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